(MZL Deportes).- Se cerró el Apertura para el Futsal AFA y en una final que quedará en los libros dorados de la Liga Ushuaiense. HAF, tras una remontada épica, se coronó luego de vencer 5-3 en los penales a Mercantil después del 6-6 en tiempo regular habiendo empezado 0-4 abajo.
Cualquier análisis o punto de vista sería insuficiente para semejante escenario vivido en Casa del Deporte este sábado. Todo lo previo, todo lo esperable o lo proyectado, queda diminuto al lado de la maravilla de final que disputaron HAF y Mercantil por el cetro del Torneo Apertura.
Ni escribiéndola previamente podría haber salido un evento tan superador y, es que, al cabo de 40 minutos, los rojinegros levantaron un trofeo doméstico más, pero no cualquiera, uno que vivirá en la retina de lo protagonistas y los testigos abarrotados en las tribunas, por siempre.
HAF en una muestra de carácter descomunal venció a un Mercantil que pese a la derrota sigue validando sin dudas su mote de candidato, de temible rival y, ambos, con total seguridad, siguen escribiendo una era del Futsal que los tiene que mandamases indiscutidos, ya no solo por los títulos logrados, sino también por un nivel y una jerarquía difícil de replicar.
Nunca vencido, nunca roto
La noche sabatina tuvo como eventos previos al plato mayor, las finales de cuarta y tercera división, dejando está última, una vara gratamente alta para los protagonistas máximos. Esto, sumado a la gran final del Futsal femenino vivida hace unas semanas, sembraba la duda de con qué tipo de duelo nos encontraríamos en el cónclave por el Apertura 2025. Es que en una final si bien se deja todo, una de las premisas es no regalar nada y ahí, en ese no regalar, a veces la táctica y la concentración es tal que se cae en la austeridad.
Pero los protagonistas de esta eran del Futsal no iban a defraudar, de ninguna manera. Se medían no solo los equipos más ganadores de este tiempo, sino también los de mejor funcionamiento, los de mayor intensidad física. Y eso fue en parte el condimento principal de la final, la intensidad.
La bola giró y rápidamente la entrega y la vocación ofensiva y agresiva tomó protagonismo. Prolijos o no, el juego equilibrado duró algo así como seis minutos. Después, fue Mercantil quien empezó a imponer condiciones físicas y tácticas sobre la pista. Con Aravena, González y Dorsch como bandera, los de Celeste empezaron a arrinconar a HAF lenta, pero claramente contra su arco, cortándole con firmeza los circuitos e imponiendo un juego dinámico, extremadamente preciso y agresivo. Fue así, que, tras una escapada por derecha, Aravena definió sin dudar por bajo ante la salida de un Moncho Fernández de floja respuesta, que sería el primer gol y un punto de inflexión para esa parte del juego.
A partir de aquel momento, Mercantil fue una tromba, una aplanadora, un deleite para la vista y una exquisitez para los amantes de la 40×20. Mercantil borró por completo a HAF de la pista, que no parezca exagerado, lo borró, lo redujo a la mínima expresión. No a un club de media tabla, o a uno del ascenso, a HAF, uno de los mejores de este tiempo. HAF. El elenco del CECU se impuso con total claridad desde el juego y ni siquiera el corazón y la entrega extraordinaria del Rojinegro resultaban como recetas para tratar de frenar las constantes ofensivas rivales.
Fue así que Dorsch primero y la “Comadreja” Garay por duplicado después, pusieron el juego 4-0. Por cierto, tres goles de antología, preciosos. Pero si, la final estaba 4-0. Más tarde, Moncho Fernández diría: “Pensamos que nos podíamos comer 7 u 8”. Y si, quién no pensaría eso después de ver semejante derroche de talento en Mercantil.
Llegó el descuento de HAF tras una arremetida del aguerrido uruguayo Morales y la definición del arquero Fernández, pero inmediatamente llegó el quinto gol de Mercantil. Otro golpe al mentón que parecía no tener solución, hasta que ocurrió algo que quizás fue el punto de inflexión de esta inolvidable final.
Faltando apenas unos segundos para que se muera el primer capítulo, una mano involuntaria de Nelson González en el área le dieron al Rojinegro, en los pies de Damián Nicoliello, la posibilidad de ponerse 2-5 e irse al descanso con una luz, mínima, pero luz al fin, de esperanza. El 10 cambió su chance por gol y la bola se detuvo.
No es habitual lo que ocurrió después, dele el mérito a uno o señale al otro. Eso quedará a criterio de cada quien, pero no es normal lo que en el segundo tiempo aconteció. Y acá, es momento de remarcar un aspecto clave en todo este hermoso encuentro. HAF se fue a un entretiempo con la cara llena de dedos, con algo de fe seguramente, pero es imposible no darse cuenta cuando uno está siendo superado y el Rojinegro fue claramente superado en la etapa inicial, en prácticamente todos los aspectos, menos en la entrega, ahí estuvieron a mano, absolutamente equilibrados.
Pero además HAF no tenía un elemento clave en su banco. Montiel, su técnico, por motivos de fuerza mayor no pudo estar presente en la cita máxima, y con su ausencia faltaba naturalmente el cerebro de la cuestión, la voz de la calma, la palabra de autoridad para tratar de revertir lo que estaba ocurriendo y así, sin su líder, HAF parecía aún más huérfano en una final totalmente adversa.
“Nos miramos a la cara y nos juramos que íbamos a correr y entregar todo hasta el último segundo pase lo que pase”, contó Luciano Nicoliello al finalizar el match refiriéndose a ese entretiempo. Y justamente, ese nombre, el de Nicoliello, fue sin dudas uno de los que cambiaría la ecuación de manera extraordinaria.
Marquemos antes que nada que acá no hubo una cuestión de “confiarse”, Mercantil tiene nombres de altísima experiencia y jerarquía como para confiarse en un evento de este calibre. Lo que ocurrió fue otra cosa. Y no, tampoco fue falta de entrega o de coraje, para los mal pensados, porque Mercantil tiene apellidos de sobra que han disputado incluso a nivel nacional batallas totales.
Rodó la bola en el complemento y HAF, perdido por perdido, salió a tomar el cuello a su rival, hasta ahí la lectura obvia pensando en la situación. El Rojingero acorraló a Mercantil y lo puso contra el arco de Araujo, pero pasaban los minutos, HAF se había puesto ya 3-5 y la cosa no cambiaba. Además el elenco rojinegro como propuesta de juego mantuvo siempre, o casi siempre al quinto jugador, receta que desde el banco de Mercantil jamás fue contrarrestada, ni para defenderla, ni para evitarla.
Así entonces, en los pies y en la mente de Luciano Nicoliello, líder total, los de rojo encontraron diferentes alternativas y vieron en su rival una falta de respuesta alarmante. HAF corrió el doble, metió el doble e intentó jugar con libertades que su oponente le daba. Por ello, una nueva acción ofensiva y en un nuevo error no forzado de Mercantil, Dorsch, uno de los mejores de la final, vio la roja en un claro penal que una vez más Nicoliello cambió por gol para delirio total.
No tuvo respuestas Mercantil, y la que tuvo siempre estuvieron encabezadas por sus pilares, González, Aravena y el empuje de Baumgartner. Jugo bien Espinoza, siempre obligó, pero solo tuvo cuatro minutos. Jugó bien Godoy, incluso marcó el 6-5 después de que HAF lo empate en cinco, pero solo estuvo 6 minutos en pista.
Así fue, HAF lo dio vuelta con el corazón. Porque incluso después de poner el juego 5-5 Mercantil volvió a golpear como mencionamos, por Aravena y por Godoy, para sacar ventaja. Pero a esta historia le faltaba aún el verdadero gol del corazón y ese sería cortesía del Pity Oliva, el eterno capitán.
Cuando parecía que a HAF se le había acabado la nafta, apareció un puntazo furioso para volver a poner las cosas en tablas y mandar a los penales una noche que se recordará por siempre.
Ah, cierto, a falta de pocos segundos, Ruiz pitó un penal a favor de Mercantil que Fernández le contuvo al propio Araujo, por si algo faltaba para cerrar semejante locura.
Ahí, en la tanda de penales, todos convirtieron, menos uno, menos Baumgartner, que viste los colores de Mercantil y que jugó con corazón y responsabilidad total, pero que tiene un amor interno por el Rojinegro, como para que la novela sea completa y tenga todos los condimentos.
Lo ganó HAF en un delirio absoluto y en una noche plagada de emoción y lágrimas. Celebró el pueblo rojinegro, celebraron los jugadores en un abrazo interminable. Lo tuvo Mercantil, se lo adueñó HAF con un hambre descomunal. Fue futsal, el más maravilloso futsal que se pueda ver, salud campeones y gracias.