Este domingo, en la última jornada de la cumbre de líderes del G20, el presidente Alberto Fernández pronunció un discurso en el marco de la segunda sesión titulada “Construyendo un futuro inclusivo, sostenible y resiliente”.

“Estamos ante un verdadero cambio de época”, comenzó. Para el mandatario, a los desafíos globales que ya se enfrentan, “como el cambio climático, las asimetrías entre países centrales y periféricos y la desigualdad social que padece América Latina y otros continentes”, se suman “los efectos sanitarios, económicos y sociales de la pandemia” de coronavirus.

En esa línea, sostuvo que la salida “requiere promover políticas económicas, industriales y sociales orientadas al cambio estructural de nuestras economías que hoy solo favorecen que el ingreso se concentre en muy pocos y que la pobreza se distribuya entre millones” y además exige “transformaciones profundas que garanticen un equilibrio entre el crecimiento económico, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental”.

También recordó que “la pandemia ha causado la pérdida de más de un millón de vidas humanas y sus consecuencias son difíciles aún de dimensionar” y esto sumará dificultades al objetivo de erradicar la pobreza, al que se comprometieron los líderes en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Por otro lado apuntó que  “la brecha de género no sólo debe reducirse en materia de educación o de acceso a la tecnología, sino también en el mercado laboral y productivo” y celebró que “el patriarcado ha comenzado a estar en tela de juicio”.

“El empoderamiento de las mujeres resulta un imperativo moral y ético que además de ampliar legítimamente derechos, ayuda en la lucha contra la pobreza, la inseguridad alimentaria, y promueve un desarrollo más veloz de nuestras sociedades”, añadió.

De los desafíos del sector energético aseveró que la pandemia “generó un impacto muy negativo en la producción, las inversiones y el empleo”.

“El fortalecimiento de la cooperación energética internacional es esencial para aumentar la innovación”, y “nuestro país está comprometido con una agenda de transición justa hacia el desarrollo integral y sostenible”, agregó.

Finalmente, expresó que para la sostenibilidad del futuro ambiental “es necesario un compromiso colectivo para lograr la pronta y efectiva implementación del Acuerdo de París”.

“Nadie se salva solo en un planeta que se incendia, se inunda o se envenena. Invitamos a redoblar los esfuerzos para apoyar acciones en materia de adaptación y reducción de riesgos de desastres, en particular, para las comunidades más vulnerables”, propuso.

En el cierre, consideró esencial “fomentar la coherencia entre las acciones de mitigación, las medidas de adaptación y la protección del ambiente, a la luz de la ciencia climática”.

“Nuestro compromiso es garantizar una transición justa e inclusiva hacia un desarrollo sostenible”, concluyó.