El peón rural detenido, Miguel González, declaró en la causa por primera vez y les aseguró a los forenses que recuerda los momentos posteriores al crimen, pero no el hecho en sí, cuando Oscar Acosta, de 46 años, murió de una puñalada.

Los forenses declararon hoy ante el Tribunal, y expusieron la evaluación psicológica y psiquiátrica del imputado, de quien refirieron la posible existencia de una amnesia lagunar durante el hecho, y sobre la cual pudo incidir un traumatismo de cráneo severo que González tuvo años atrás, por el cual tiene colocada una placa metálica en la cabeza.

Los profesionales coincidieron que ello podría potenciarse por el alcohol, en referencia a que González estaba tomando bebidas alcohólicas al momento del hecho en el bar.

Además declaró una asistente social que entrevistó al imputado, de quien dijo que expresó muy poco, y lo definió como “un hombre solitario, sin lazos sociales y analfabeto, sin lazos afectivos de pareja nunca en su vida”, y además con la patología del alcoholismo.

La Licenciada manifestó la existencia de un cuadro de “vulnerabilidad social a partir de las particularidades de la vida rural que incide en los modos de relación” respecto de esta persona, con lo que finalizó la etapa de testimoniales en el presente juicio.

El Tribunal de Juicio Oral pasó a un cuarto intermedio hasta mañana, cuando se conozcan los alegatos de las partes; tanto los del fiscal Ariel Pinno, que pidió la condena por “homicidio simple”, como los alegatos de la defensora oficial Lorena Nebreda, que con los elementos de hoy buscaría una figura de “inimputabilidad”.