El fiscal Ariel Pinno pidió el mínimo de la pena establecida en el Código Penal para el delito de “homicidio simple”. Pinno relató los testimonios que daban cuenta de la pelea en el bar Magallanes. Luego, los testigos de la pensión que vieron llegar a la víctima, Óscar Ramón Acosta de 46 años, relataron que lo vieron llegar con una herida sangrante e indicando que González había sido el autor de esa lesión.

Quien aportó otro testimonio fue un remisero, que trasladó a Acosta a dos pensiones más, donde no lo recibieron, y que finalmente lo dejó en el Hospital, donde la Policía lo detuvo con todos los elementos del hecho, incluso el cuchillo.

Las pericias sobre el arma indicaron que tenía sangre de la víctima. La herida punzante había atravesado el diafragma, el pulmón y lesionó un centímetro del hígado.

Según el forense “por más que la atención médica fue inmediata la víctima no tenía posibilidad de sobrevida”.

Finalmente, el fiscal descartó cualquier excusa de inimputabilidad en razón de las acciones posteriores del imputado al hecho, y no encontró agravantes, considerando como atenuantes su baja instrucción, analfabeta y modo de vida rural.