Una vez que termine el proceso eleccionario de las PASO nacionales, las fuerzas políticas que superaron el piso del 1,5 por ciento de los votos válidos están en condiciones de competir en los comicios de este 14 de noviembre para elegir diputados y diputadas.

El Código Electoral Nacional -en su artículo 161- prevé la asignación de bancas utilizando el sistema D’Hondt. En coincidencia con la normativa nacional, también dicho método fue adoptado por la mayoría de las legislaturas provinciales y comunales.

Se trata de una metodología ideada por el jurista belga Víctor D’Hondt en 1878 e implementado en, al menos, 40 países.

Consiste en una fórmula matemática para obtener promedios mayores entre los votos totales de cada fuerza política y los cargos en juego.

Lo primero que sugiere el sistema D’Hondt es establecer un piso mínimo. En Argentina, para definir la cantidad de Diputados nacionales a ingresar al Congreso, se descartan a todas las listas que no superan el 3 por ciento del padrón de un distrito. O sea, ese tres por ciento es el piso para asignar escaños.

Luego, se procede a establecer la cantidad exacta de votos que cada fuerza obtuvo en los comicios.

A partir de ahí, se empieza a dividir la cantidad de sufragios de cada lista de acuerdo al número de bancas en juego. Por ejemplo: en algunos distritos solo se votan para dos escaños en Diputados, mientras que en la provincia de Buenos Aires para 35; en estos casos las divisiones serían por 2 o por 35, respectivamente.

Posteriormente los resultados obtenidos se ordenan de mayor a menor y se asignan a las bancas en base a los resultados más altos hasta que se acaben.

Si se da el caso que dos fuerzas obtuvieron un mismo coeficiente, el sistema D’Hont propone que se le otorgue el primer lugar a la lista que en la sumatoria total de votos tenga el número más alto. Si otra vez hay coincidencia la normativa argentina prevé un sorteo entre ambas fuerzas en disputa.