Tras los disturbios de Stonewall (Nueva York) en 1969, originados cuando una violenta redada policial en un bar gay derivó en un levantamiento que se extendió durante tres días, los movimientos de diversidad florecieron en el mundo occidental.

Sin embargo, en Argentina la frágil democracia y luego la última dictadura militar (1976-1983) dilataron la visibilidad de las comunidades de gays, lesbianas, travestis y trans en el país. De hecho, fueron grupos perseguidos, torturados, desaparecidos y exterminados durante esos años. Es por eso que recién con el retorno de la democracia en 1983 el ambiente se volvió propicio para que los movimientos sociales y disidentes comenzasen a desarrollarse, a militar, a ser noticias y a ocupar los espacios públicos.

Para comprender el contexto en el que se dio la primera marcha del orgullo en la Ciudad de Buenos Aires, se debe profundizar sobre el escenario socio-político en la Argentina de ese momento. Aunque ya existía pero no podía visibilizarse, la comunidad homosexual, lesbiana y travesti-trans comenzó a crecer con el retorno de la democracia en la primavera alfonsinista, a partir de 1983.

Carlos Jáuregui fue el líder con mayúsculas de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) -también fue su primer presidente-, y un referente para los grupos de mujeres lesbianas, travestis y trans. El periodista Alejandro Modarelli recordó que “la visibilidad del colectivo en los medios de comunicación crecía y comenzaba así a ser un asunto a debatir en los programas de televisión y por lo tanto en las sobremesas familiares”. Como muestra, agregó un dato: en 1984 Jáuregui había aparecido en la portada de la revista “Siete Días” junto a Raúl Soria, siendo los primeros gays en manifestarlo en público y en la tapa de un medio de comunicación.

Jáuregui ,que había fundado en 1991 Gays por los Derechos Civiles (Gays DC) junto con César Cigliutti, Gustavo Pecoraro, Alejandro Modarelli y Marcelo Ferreyra, articuló su lucha con lesbianas, trans y travestis. Así se unificó en el concepto “orgullo” a todos los espacios que participaron en la primera marcha bajo la consigna “Libertad, Igualdad, Diversidad” a principios de julio de 1992.

El dirigente murió de VIH/Sida en 1986, pero su legado sigue vigente en cada una de las marchas del orgullo y de las banderas literales y simbólicas que se levantan en las calles de Argentina. Su vida está narrada en centenares de textos y en documentales como “El Puto Inolvidable”, que se puede ver en Cine.Ar, la plataforma gratuita de contenido audiovisual nacional.

Aunque está claro que fue en julio, hay diferentes versiones de la fecha exacta de esa marcha. Algunos afirman que fue el 2 de julio, aunque el archivo Moléculas Malucas “Archivos y Memorias Fuera del Margen”, afirma que fue el 3 de julio. En definitiva, lo que importa es aquello que marcó esa manifestación que, desde la Catedral hasta el Congreso, generó una revolución y exigió respeto, derechos humanos y civiles para toda la población argentina, más allá de la orientación sexual o la identidad de género.

El también escritor y cofundador de Gays por los Derechos Civiles (GAYS DC), Alejandro Modarelli, recordó de esa primera marcha “lo complejo que fue reunir criterios, negociar y abrir las puertas a las personas trans. De hecho, habría que decir que ellas, más que pedir un lugar lo tomaron felizmente. Su decisión de cambiar sus condiciones de vida, que eran mil veces más dramáticas que las nuestras, fue un aprendizaje para nosotros”.

Según Modarelli en las calles porteñas se oían los cánticos: “Respeto que caminan// los gays y las lesbianas por las calles argentinas” y “Documentos legales// para transexuales”, que resumían en esas pocas frases no solo las reivindicaciones sino también los grupos que se juntaron para luchar y exigir pacíficamente por sus derechos.

Por su parte, Adriana Carrasco, periodista y militante lesbiana feminista recordó que para principios de los 90 las lesbianas estaban todavía en “un lugar de clandestinidad”. “La sociedad sentía el mayor asco, repulsión por nosotras. Todavía estábamos en una sociedad completamente binaria. No se discutía más allá de la existencia de las travestis que ponían en cuestión todo este sistema. Vivíamos nuestro lesbianismo puertas para adentro en general. Yo para ese momento ya era militante, estaba ‘desclosetada’, o sea era lesbiana en el trabajo, en la calle, en mi casa, pero no era lo común eso”. Luego apuntó que todavía para ese entonces regían los edictos policiales: “Nos podían llevar presas por el edicto 2H que leía ‘las personas de uno u otro sexo que públicamente incitaren o se ofrecieren al acto carnal’. Una cosa ridícula que solo aplicaba a nosotras y a los gays, a los muchachos”.

La militante aclaró que, si bien en 1992 fue la primera marcha del orgullo, en los años anteriores los gays se habían reunido, por ejemplo, en Parque Lezama en 1985, o a organizar fiestas en discotecas en conmemoración a los hechos de Stonewall. Además, Carrasco precisó: “En 1988 en la manifestación de la de la multisectorial de la mujer (que se hacía todos los 8 de marzo desde 1984), las lesbianas pujamos para poder encabezar esa marcha con nuestra bandera y lo logramos”.

En cambio Romina Escobar, actriz y mujer trans tenía 18 años en 1992. Se había escapado de su casa hacía poco y “todavía no había transicionado”. En con esta agencia recordó que al irse de su casa se encontró con “un mundo al que hasta ese momento no tenía acceso, ni sabía que existía”. Así lo describió: “A la primera marcha, acompañé a las que fueron mis tías, mi madre trans, las que me adoptaron, mi familia elegida. Me acuerdo de un cartel que decía ‘el silencio no nos protegerá’. Muchos iban con máscara por miedo a perder el trabajo, que alguien los reconociera, en la casa también. Quizás por eso las personas trans no íbamos con máscaras porque no teníamos nada que perder. Íbamos orgullosas”.

Si bien durante muchos años cada 28 de junio se conmemora el Día Internacional del Orgullo con marchas en muchos países, en Argentina desde 2016 se realizan Marchas Plurinacionales Antirracistas contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. A raíz del asesinato de la activista indígena trans, Diana Sacayán, en octubre de 2015, se modificó la lucha bajo la premisa “Basta de Travesticidios”. Incluso en 2018 tuvo lugar un fallo histórico en el que se condenó a Gabriel David Marino, asesino de la tucumana, con una sentencia en la que por primera vez la justicia argentina denominó el homicidio de una travesti como un crimen de odio.

Por otra parte, en 1997 se decidió mover la marcha del orgullo en Argentina de junio a noviembre. Si bien muchos dicen que la mudanza de fecha fue para evitar las frías temperaturas del invierno y así tener una mayor convocatoria, el cambio se dio porque el 1 de noviembre de 1967 se fundó el colectivo Nuestro Mundo, considerado como la primera organización disidente de Argentina y de América Latina.