En medio de la crisis económica, antesala de lo que el presidente electo definió como “estanflación”, las personas cambiaron de habito a la hora de comprar. El consumo, especialmente en Río Grande tuvo una notable retracción, provocado además por la incertidumbre ante una caída del empleo.

Los factores, todos juntos, generan cambios de actitud en las personas que no tienen certezas sobre el futuro de sus economías. Y cambian los hábitos, por ejemplo, a la hora de comprar.

“No vemos la hora de que cambien las autoridades a ver si cambia un poco esto”, dijo el referente del sector almacenero en Río Grande, Luis Schreiber, cuando los anuncios de la nueva administración nacional apuntaron a una liberación de precios.

“Con la incertidumbre que hay, están aumentando por las dudas. Ya no hay porcentaje. El aceite dejó de tener subsidios y se fue casi al doble de lo que estaba. Permanentemente hay movida de precios”, agregó el almacenero.

En comparación, años atrás y para esta época, los comerciantes ya vendían productos de la mesa navideña, como la sidra o pan dulce. Hoy se compra lo menos posible. “Los que vendemos comida nos vemos golpeados, porque la gente cambió de habito. Antes compraban 1 kilo de papas y ahora se llevan dos papitas, para comer en el momento, es una manera de cuidarse”, explicó Schreiber por FM La Isla.

El nuevo gobierno nacional, conformado por tecnócratas que emulan y adoran a la década menemista del “uno a uno”, apunta a un regreso de los 90, en casi todas sus formas.

“Yo me acuerdo que en la época de Menem un caramelo valía 1 peso durante seis meses, pero no había trabajo”, concluyó Schreiber.