El juez Raúl Sahade rechazó el requerimiento fiscal contra Gustavo Melella y las empresas relacionadas a delitos en la obra pública.

Luego de las declaraciones testimoniales de los tres denunciantes contra Melella, Sahade determinó que “no hubo actos violentos por parte del sujeto activo o imposibilidad de resistencia”.

En el escrito se considera que “el abuso es la concurrencia de actos violentos por parte del sujeto activo o la imposibilidad de resistencia física consciente de la víctima y su vencimiento”, asegurando que ello no se representó en ninguno de los 3 casos denunciados.

En cuanto al testimonio del denunciante Lovera que habla de reiterados casos, el juez sostiene “difícilmente un hombre mayor de edad sin condicionamientos acude a un domicilio para mantener relaciones sexuales por segunda vez contra su voluntad. Ambos encuentros sexuales fueron consensuados”.

Además, se determinó que “no existe elemento objetivo que muestre un abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, autoridad o poder, no existía relación de dependencia entre víctima e imputado”.

En cuanto a los otros denunciantes, Rivas y Suasnabar, el juez consideró que “la libertad de autodeterminación sexual de una persona mayor no se vio vulnerada”.

Los denunciantes apuntaron a “supuestos abusos por necesidad laboral”, pero el juez sostuvo que “los hechos descriptos en ese modo no constituyen un abuso sexual”.

Por último, el juez desestimó el hipotético escenario del acoso sexual: “no confundir con aquellos casos en que la presunta víctima acepta el trato sexual con el fin de escalar posiciones en su ámbito”.

El fallo también consideró varios elementos más, como la ausencia de actuaciones judiciales de los denunciantes para reclamar las deudas por obra pública y un mensaje de WhatsApp de Rivas a Melella, según el cual amenazaba con difundir “a todos los medios de comunicación presentando pruebas de acoso”.

El juez no dejó de mencionar el testimonio del ex chofer de Melella, Hugo Moya, quien  el 31 de octubre de 2018 se hizo presente a declarar espontáneamente en esta causa.

“Esa misma tarde su hija C. M. M. se encontraba en la casa de Mazarello 272 a la espera de que le hagan entrega de las llaves de una vivienda”. El juez recordó que, ante la presencia policial al tratarse de una casa de Gobierno, el testigo Moya se presentó a referir “su amigo Javier Eposto –por entonces secretario de Seguridad- autorizó a que su hija resida en el domicilio por lo que se le otorgó la llave”.