*Por Alejandra Portatadino.- En los Estados, si no existen políticas públicas que incentiven y acompañen el crecimiento de las empresas de un país, estas por si solas no solo se ven impedidas de crecer, también tienen un alto riesgo de desaparecer en la competencia con empresas extranjeras, que cuentan con el apoyo de sus países. Las teorías libertarias no se aplican en ningún país serio industrial, ya que de aplicarlas desaparecerían sus industrias, esa es la realidad del mundo del siglo XXI.

Tomemos como ejemplo a que el auge del proteccionismo en la economía, encabezado por la administración de Donald Trump en Estados Unidos,  llegó a Alemania. El ministerio de economía de Alemania está hoy a cargo de Peter  Altmaier, graduado en la Universidad de Saarland cuyo padre fue un minero del carbón. Altmaier y su equipo son conscientes que Thyssenkrupp, Siemens, Bosh, y las automotrices como BMW, Daimler y Volkswagen son el corazón de su industria y deben ser protegidas,  para ello se está elaborando un plan con una agenda que culminaría en el 2030 y es el comprar acciones de las empresas locales más importantes, y con eso fortalecer  la economía del país y proteger a sus trabajadores. Con esas acciones prevé aparte de protegerse de la intervención de actores foráneos en esas firmas, que desplacen sus industrias por importaciones de proteger  su I + D (Investigación y Desarrollo) que son la columna vertebral de  su “know-how” y componen la cadena de valor de cada empresa.

Cabe recordar que Dinamarca, Noruega, Finlandia países muy avanzados son altamente proteccionistas de sus industrias y recursos. Desde la década de 1870, la economía británica siguió creciendo, pero quedó inexorablemente rezagada respecto de los Estados Unidos y Alemania, que siguieron siendo proteccionistas.

Estados Unidos con la ley Jones de la Marina Mercante, donde todo buque que navegue entre puertos fluviales y marítimos de su territorio incluyendo los territorios de Puerto Rico, Guam Hawái y Alaska tienen que ser de bandera estadounidense, los dueños y tripulaciones de esos buques tienen que ser estadounidenses y los buques tienen que haber sido construidos en Astilleros norteamericanos cuyos dueños además tienen que ser Estadounidense, además que el dragado, balizamiento y mantenimiento de las cuencas fluviales navegables tiene que ser realizado por el cuerpo de ingenieros del ejército  los Estados Unidos  que a su vez tiene el 75% del control y mantenimiento de las represas hidroeléctricas de ese país.

El que ignora que existe el Dumping  y que el libre comercio  sin ninguna regulación beneficia a países que ya tienen una industria consolidada a base de protegerla, vive apartado de la realidad. En la práctica se tiende a encerrar a los países ricos en recursos minerales, hdrocarburiferos y naturales para que queden como proveedores de materias primas,  llevándolos a mantener  bajos salarios de las industrias extractivas y agrícolas existentes, destruyendo sus universidades, centros de investigación, que son la fuente del conocimiento y el desarrollo sostenible. Manteniéndolos alejados de poder  industrializarse de manera significativa. Así pues, el mayor acceso al competitivo mercado mundial y los beneficios de la liberalización del comercio solo beneficiarían solo a un pequeño grupo de naciones cuyas industrias estarían protegidas Según Paul Bairoch que fuera profesor  y, director del Centro de Historia Económica Internacional de la Universidad de Ginebra, un gran número de países del Tercer Mundo que han seguido el libre comercio pueden ser considerados ahora como “cuasi-desiertos industriales”.

En el año 1993 escribió un libro en inglés, traducido al francés cuyo título es  “Mythes et paradoxes de l´histoire économique”.   Este libro contiene varios ensayos, que cuestionan varios mitos de la economía, donde uno de los  mitos que cuestiona es el de que fue el proteccionismo el que provocó la crisis de 1929. Esto  le conduce a examinar otra leyenda más repetida y más importante en lo que supone la historia en el largo plazo de las políticas comerciales. Se expresa de esta forma: “El libre cambio es la regla, el proteccionismo la excepción”, que lejos de ser un obstáculo al crecimiento, las fases proteccionistas han coincidido con una considerable expansión económica y de los intercambios de los países que lo han aplicado seriamente. Dinamarca es un ejemplo de sociedad de bienestar  El modelo escandinavo se caracteriza por el hecho de que la población accede a derechos fundamentales, a veces garantizados por la Constitución, sobre una base universal y sin vinculación con cotizaciones. La institución dominante de la protección social es el Estado, los dispositivos son globales, la financiación está asegurada por el impuesto y todos los ciudadanos se benefician de dicha protección que ha liderado desde hace décadas los índices mundiales de felicidad y bienestar. Otras características del modelo escandinavo de bienestar son que incluyen un campo de políticas sociales amplio, alta intervención por parte del Estado, el porcentaje de gasto social respecto al Producto Interno Bruto (PIB) es alto, logrando una eficiente redistribución de los recursos, una democracia local desarrollada que brinda servicios sociales de calidad, tienen bajos índices de desigualdad y pobreza, existe la igualdad de género, inclusión social, altos niveles de organización y poca corrupción. Los países que han consolidado este modelo, como su nombre lo indica, son los países escandinavos también conocidos como “países nórdicos”, entre los cuales se encuentra a Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. La industria danesa aprovechó la desregularización y apertura irrestricta a las importaciones de países con políticas liberales que permitieron la entrada de los productos daneses a sus mercados libres de impuestos y regulaciones.

Como resultado, las exportaciones industriales danesas casi se triplicaron de 1950 a 1958 Además, bajo la legislatura liderada por el Partido Socialdemócrata, se introdujo en 1960 una reforma arancelaria, como una política industrial coherente que apoyaba la modernización, la cual ofrecía a la industria danesa una mejor protección. En el Reino Unido durante el Gobierno ultraliberal de Margaret Thatcher, que  pese a las preocupaciones sobre las consecuencias de sus políticas ultraliberales expresadas en un documento firmado por 364 economistas líderes de Gran Bretaña, Margaret Thatcher continuó con sus medidas  aumentando el crecimiento de los sectores financieros y de servicios para compensar una industria manufacturera británica que estaba siendo destruida y se encontraba en caída libre, como sucedió con Mauricio Macri en Argentina desde el 2016 al 2019. En el Reino Unido a principios de Abril de 1981 la industria cayó en un 30 % y el desempleo permaneció  en 1984  con 3,3 millones  de personas en la calle. Sus medidas incluso provocaron la venta  de dos marcas clásicas iconos  automotrices como Jaguar y Land Rover, (que terminaron cerrando y vendidas a la India en el 2008).  

En marzo de 1984, se cerraron  20 minas propiedad del estado, con 20. 000 despedidos y familias que pasaron a la pobreza. Thatcher declaró: …“Tuvimos que luchar con el enemigo en el exterior en las Falklands (como denominan a nuestras Malvinas usurpadas por ese reino). Siempre tenemos que estar alerta del enemigo interno, el cual es más difícil de combatir y más peligroso para la libertad”..

Observamos la similitud con los discursos de algunos candidatos, tratando a su propio Pueblo como un enemigo interno. Es terrible como se  engaña y oculta información a muchos argentinos que piensan que ese cambio les traerá beneficios. 

*Alejandra Victoria Portatadino, Ingeniera Mecánica, miembro del ASME (Sociedad Americana de ingenieros Mecánicos), CAI (Centro Argentino de Ingenieros) Co Fundadora de Ingeniería sin Fronteras Argentina, integra el staff de profesionales de TANDANOR,  FIPCA (Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua) y Grupo Bolívar, docente invitada ad honoren Post Grado UTN (Universidad Tecnológica Nacional), de Buenos Aires y Provincia de Santa Fe.