El economista Emmanuel Álvarez Agis advirtió sobre una “ventaja” de Argentina en abrir una Base Militar con Estados Unidos en Tierra del Fuego.
“Argentina necesita de Estados Unidos por múltiples razones, no nos puede pasar desapercibido que poner una base militar en Tierra del Fuego puede indignar a muchos, pero está a unos kilómetros donde tenemos un territorio usurpado por el Reino Unido, tal vez tener una base militar de un aliado puede ser una manera de tener conversaciones un poco más serias de cómo recuperar ese territorio”, dijo Álvarez Agis en Radio Con Vos.
El DNU 697 firmado por el presidente Javier Milei autoriza el ingreso a territorio nacional de tropas extranjeras procedentes de EE UU (hasta 30 marines del Navy Seals) para la realización del ejercicio conjunto de fuerzas navales especiales bautizado Tridente. Los lugares elegidos para el entrenamiento, según detalla el anexo del DNU, son las bases de la Armada en Ushuaia, Mar del Plata y Puerto Belgrano (Bahía Blanca).
La capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico sur tiene un raro privilegio: es una de las pocas capitales provinciales que fue visitada por Javier Milei en los 22 meses que lleva en la presidencia. La llegada de Milei a Ushuaia ocurrió el 4 de abril de 2024; duró pocas horas. En la isla ofició de anfitrión de la ex titular del Comando Sur, la generala Laura Richardson, por entonces de visita en el país.
Sin embargo, meses después el Ministerio de Defensa argentino rechazó las versiones que vinculaban la construcción de la Base Naval Integrada. A través de declaraciones públicas, el secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, Juan Battaleme, afirmó que la base “será exclusivamente argentina” y que no existe ningún tipo de negociación secreta con Washington ni con el Reino Unido.
Después llegó la ayuda económica de Donald Trump para que el gobierno triunfe en las elecciones de medio término. Lo que finalmente sucedió. Ahora habrá que ver si las especulaciones se cristalizan en lo que algunos llaman “resignación de la soberanía”, y otros, “la llegada de un aliado”.



