La medida de fuerza será por cuatro horas e incluirá a todos los trabajadores de clínicas, sanatorios, hospitales de comunidad, servicios de emergencias, centros de diagnóstico, laboratorios de análisis Clínicos, institutos geriátricos e institutos psiquiátricos.

El paro se da en el marco de una negociación que sin final feliz con los empresarios del sector, quienes se encuentran agrupados en la Federación Argentina de Prestadores de Salud (FAPS). Tras el fracaso de la audiencia, desde el Ministerio de Trabajo ratificaron que si no aumentan los aranceles no podrán afrontar una recomposición salarial.

El sindicato había solicitado un aumento anual del 30% en tres cuotas (20% en julio, 10% en agosto y 10% en septiembre), que, ante la negativa empresarial, accedió a bajarlo al 29% (14% en julio, 8% en agosto y 7% en octubre). Sin embargo, en medio del alza inflacionaria y de la oleada de sindicatos que se alineó con la nueva pauta salarial del 40%, el cotitular de la CGT y líder de la Asociación de Trabajadores de Sanidad (ATSA) Buenos Aires, Héctor Daer, elevó esta semana el porcentaje de incremento que reclama porque, según explicó, con un “24% de inflación en un semestre, la perspectiva cuando se acumule el año es llegar a 43, 44 o 45%”.